El autismo no es un trastorno del neurodesarrollo, como hasta ahora habíamos estado pensado; se trata más bien, de un neurodesarrollo diferente, teniendo en cuenta que la gran mayoría de las personas pueden presentar. Como es sabido, lo diferente o lo que se encuentra en una cantidad menor o inferior a la media, no tiene por que ser perjudicial ni negativo, de hecho, los grandes artistas, por poner un ejemplo, pueden ser contados con los dedos de las manos.
Puede que la gran mayoría de los profesionales entiendan el autismo como un trastorno, ya que el hecho de ser autista, puede conllevar un nivel considerable de sufrimiento, tanto para la propia persona como para sus familiares y seres queridos. Es posible que esto suceda debido a que entre las personas autistas y las no autistas (aunque no sea dicotómico, sino espectral a lo que nos estamos refiriendo), se experimentan serias dificultades para comunicarse y comprenderse mutuamente, a lo que se le suman las trabas de convenciones presiones y modas sociales. Cuando dos personas con distinto tipo de neurodesarrollo o y estilo cognitivo intentan comunicarse suelen suceder fallos en la comprensión referente a lo que tanto como uno y otro pretende comunicar, y resulta difícil interpretar adecuadamente lo que el otro desea transmitir, por lo que falla el entendimiento mutuo.
En algunos casos, los familiares de personas autistas acuden a los profesionales con la esperanza de que el niño aprenda a comunicarse tanto con ellos como con el resto de su entorno (de forma más «adecuada»), en lugar de ser ellos los que se adapten a otro tipo de comunicación, y tratar de aprender a comprender mejor la personalidad y el modo de comunicar de su familiar autista y lo que éste intenta comunicar, para poder hacerle la vida más facil y ayudar a el resto de los miembros con los que se suele comunicar a comprender su forma de ser y de expresarse. De esta forma, el entorno e incluso la comunidad podrían adaptarse, aprender y ser más sabios y empáticos con el resto de las personas, ya que todos somos diferentes, pero dentro del autismo, parece que existen diferencias incluso más notables que entre los llamados neurotípicos.
Por último, todo esto serviría para que unos y otros nos podamos comprender mejor, y no dejar a las minorías, del índole que fueren, una carga unilateral.
Las intervenciones de los profesionales se dirigen casi exclusivamente a modelar, cambiar o enseñar a los niños o adultos autistas a mejorar tanto la comunicación como la comprensión con y de los demás, y a que puedan tener una mejor adaptación al entorno, en lugar de enfocarse en educar a las personas que conforman el entorno del sujeto para conseguir el mismo fin. De hecho sería más fácil, eficaz y efectivo educar y enseñar a la sociedad en su conjunto que centrarse en un pequeño porcentaje de personas autistas a adaptarse y comportarse de un modo que no sienten. La diversidad en cuanto a formas de ser y comportarse y comunicarse es un hecho y no hay excusa para que sigamos ingorandolo temiéndolo .
Existe la falsa creencia de que es más fácil, rápido y eficaz actuar sobre las personas autistas que educar a su entorno o incluso a la sociedad en su conjunto. Es cierto que para que este modelo de educación unilateral pueda cambiar o modificarse, el primer paso que necesitamos haber dado en condiciones, es comprender lo que es el autismo en profundidad, y para poder conseguirlo, puede que necesitemos cambiar el enfoque y el paradigma que llevamos tantas décadas utilizando, y que nos sigue llevando a formular hipótesis que no conseguimos confirmar y a discusiones interminables entre profesionales. Queda claro que algo hemos estado haciendo mal y puede que sea hora de comenzar desde cero, o casi…
Por otro lado, al existir varios tipos de autismo, las dificultades en la comunicación y la comprensión de las personas del entorno y del propio entorno, puede llegar a ser tan complicado que vayan disminuyendo las ganas, la motivación y el número de intentos comunicativos paulatinamente. En consecuencia, esta dificultad en la comprensión mutua que puede derivar en ausencias en la comunicación, afectarán al propio desarrollo y a los hitos que necesitan alcanzarse.
En resumidas cuentas, cuando no existe una gran dificultad a la hora de comprenderse los unos a otros (desarrollo típico y atípico), el autismo resulta ser simplemente un tipo de personalidad, que siendo relativamente poco común, suele sorprender y llamar la atención de las personas de neurodesarrollo habitual o típico.
Uno de los factores que más influyen en la salud mental de las personas autistas es, a grandes rasgos, el trato que les ofrecen las personas de su entorno y la actitud que adoptan hacia ellos.
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